sábado, 27 de junio de 2009

Eficiencia rescatista con plazo fatal.

Uf… Después de un intenso intento de “Salvataje amoroso” –Que por cierto no ha resultado- me doy cuenta que mi salvavidas, no me pesca ni en un maremoto y decido ponerle fin a todo esto.
Ya tengo suficiente con un personaje aquí, y ¡¿Dos?! No. No hay corazón que aguante algo así.
Así que se ha decidido: Mi salvavidas tiene plazo fatal, o da una señal de eficiencia rescatista, o se larga, por que el lugar de mis sufrimientos ya está ocupado, y no ofreceremos más puestos por unos buenos años. Ya tengo lágrimas para regalar y contar. No más.

A veces el destino maldito ocupa las señales para decirnos que no es el momento, la persona, o el lugar correcto. Está bien jugársela y trabajar por ello, pero cuando la cosa no avanza, es señal de estancamiento, y antes de hundirme en otra desidia mejor me voy, ¿No que soldado que arranca sirve para otra guerra? Algo así dicen por ahí. No voy a salir corriendo por las calles de santiago, de amarillo patito y con linternas, a ver si me logras ver.

Prefiero ir al mar, salir a ver el sol y saludar a las gaviotas, como esa sirena cantora, que a veces me da por ser. El único problema, es que la verdadera historia de esa sirena es que se convirtió en espuma de mar, y no en una alegre reina como nos contó Mickey Mouse.

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