sábado, 11 de diciembre de 2010

Razón del sin querer.

No sé cómo explicarte
esto de lo que no tienes culpa.
Más yo no estoy lista para caer otra vez
de rodillas ante la misma vida.

Ya antes me enredé por las ramas
como chincolita traviesa
que vuela sin desconfianza
aunque sepa que el águila anda despierta.
Ya me enredé con el hilo
del volantín que elevaba un niño
Y bajé la mirada
de la pura pena que me embargó con mis alitas rotas.

No sé cómo explicarte que si no te grito;
es porque no quiero quedar sorda.
Que si no me derrito;
es porque me puse unos dos de menta con hielo.
Que si no dibujo corazones;
es porque me limé las uñas.
Que no es que no lo esté intentando
no es que no me guste oír tu voz
es sólo que hoy perdí mis pasos.
Perdí la coreografía de la danza
y casi no me entero cuando era la entrada.
Quiero buscarte, pero estoy ciega.

Y en eso estamos: Un tuerto tratando de guiar a una ciega en un mundo de daltónicos.