lunes, 30 de abril de 2012

Affair con una rata.

Ratas de mierda. Odio como suena su correr desesperado por la noche. Odio como suenan sus pasos afilados en el techo. 
Ratas de mierda. De noche grises, de cola anillada y peluda, con ojos insípidos; De día de cuello y corbata, zalameras, zapatos lustrados, y ojos perdidos. No te imaginas cuanto las odio, y cuantas noches llevo sin poder dormir en esta casa vieja, por que corren de aquí para allá, escarban, y chillan. La noche de anteayer maté a una de ellas, y creo que a ninguna de las demás le importó; le reventé la cabeza de un botellazo, y la muy asquerosa no hizo más que reventar y caer. La casera se queja cuando golpeo el techo por las noches:  “Daña la propiedad..”  - me dice-  pero nadie responde por todas las horas que he perdido de sueño.

 Puede que como castigo, o puede que como coincidencia,  pero una vez me enamoré de una rata; sí, de una rata. Era una relación extraña,  yo la miraba con ternura, y ella se escabullía por cualquier lado; yo acariciaba su pelo, y ella me trataba de morder; ella me hablaba de otras ratas, y yo sentía asco; ella chillaba cuando yo le ponía mi pene, y a mi me dolían los oídos; a mi algo me encantabade sus dientes, a ella de mi no le gustaba nada; yo odiaba sus costumbres de rata y ella corría demasiado rápido aún sabiendo que la iba a alcanzar. En realidad sabia que no iba a funcionar, por que como dije: Yo odio las ratas


domingo, 22 de abril de 2012

1/2


Tengo demaciadas cosas a medias en mi vida: Discos a medio escuchar, copas a medio beber, libros a medio leer, conversaciones y relaciones que nunca supe supe si quedaron a medio terminar o a medio empezar.

Soy una mujer a medias.
 A la mitad de la vida, a la mitad de estatura, a la mitad de un vaso de agua, y que no logra escribir a medias tintas; y fumo medio cigarro para quedar pareja, aunque prometí hace medio año que lo había dejado.


Es mucho más simple llegar que estar siempre apunto de venir...


Quiero esconderme en tu pecho
como si en esta historia tú fueras un gran valiente.
Contenerme en tus brazos
 para excederme con ellos cuando me saquen la ropa.

 Que ya no me castigues más con el látigo de tu cobardía;
 piel de canela y sabor a caramelo.

 Hombre sin tiempo y demasiados relojes: 
 No quiero horas, sino que todo esto
 no necesito una promesa eterna,

 ni fiestas, ni aniversarios, ni 14-02;

 sólo  pido ser suficiente para que tus miedos se hagan pequeños

 para que te atrevas a mentir
por que siquiera te estoy pidiendo que rompas tu nido
 ¿entiendes?
sólo que no hagas eso conmigo. 

 Que dejes que intervenga este impulso
 esta piedra de río
 esta letra que sobra en tus discursos oficiales
 esta mujer simple
 que simplemente quiere morder un poco tu vida.
 Nada más que eso.

 No pido ni castillos, ni cumpleaños, ni viajes
 ni meses, ni perro, ni casa, ni vestido, ni primeras personas plurales salir de tu boca.
 Sólo quiero tu piel con la mía
 en un ying yang perfecto
 tus ojos negros clavados en los míos
 tus manos caminando libre por mi cuerpo
 mi boca navegando libre por el tuyo.

 También quiero dejarte
 a ti y a las contradicciones
 y no pedir nada más de esto
 pero como no he podido
 sólo disparo sin arrepentimientos:
 Brutal, como el mar

sin miedo, como el condenado a capital.  



 No estoy maquillando un “ultimo”
 un “gran”, ni un “por favor”
 sólo digo que tengo sed en la mitad de un lago.
 Sólo sé que te estás provocando un hueco en el estómago que no se atiborra con comida.
Sólo creo que todo tiene solución.


Esto es mucho más simple de lo que está pasando...

 –Pensé, una mañana en que desperté ardiendo y no quedó más que tocarme-




domingo, 15 de abril de 2012

Carta a un casi abuelo que huyó.

Soy un rompecabezas sin algunas piezas: No conocí a ninguno de mis abuelos, ni a más de la mitad de mis pocos tíos.

No tengo abuelos, aunque mis padres sí tengan padres. Mi madre tuvo un padre y una madre; mi padre tuvo un padre que huyo en cuanto el nació dejando a su madre perdida en las cuatro paredes de su casa. De él no sé absolutamente nada, de él no se habla en esta casa, sólo vi por casualidad de la vida en una foto, y el parecido que teníamos en los ojos me hizo creer que incluso le podría haber tenido afecto. Siempre quise encontrar al padre de mi padre.

Hoy con la impotencia del diagnóstico inevitable de mi hermana mayor, yo quiero encontrar al padre de mi padre, a ese muerto -quizás en dónde, quizás de qué-, y gritarle que lo único que nos dejó fue un apellido poco agraciado, las heridas del niño que fue mi padre, y la enfermedad de mi hermana. Necesito contarle que la única persona de su descendencia accidentada que no lo repelía a pesar de sus cobardías, ahora lo odia. Por eso le escribo; por que si los fantasmas existen yo ahora estoy penando a uno. Antes quería encontrarte para saber el pasado de mi pasado, entender razones, y matar la curiosidad de un hombre que no existió en mi vida más que como una sombra tabú en la mesa de los domingos; ahora sólo quiero encontrar tu tumba para gritarte a la calaca tu maldita ausencia ruidosa, quiero condenarte por los males de quienes amo. Quiero volver a matarte por herir mi presente, por no existir en mi vida más que para anunciar la muerte. Quiero devolverte estos ojos tristes e incompletos que me heredaste, cerrar el trato, y que le devuelvas la salud a mi hermana; lo demás puedes llevártelo contigo y a ti con ello.