Mediante la presenta carta vengo ante tus enojos y
reproches presentes a entregar de manera formal mi carta de renuncia; una
renuncia tajante y adolorida, una renuncia convencida por el abandono:
Renuncio a la desidia, a esperar para nada, a tus
egoístas minutos mal organizados y sobrevalorados. Renuncio por que necesito
hacerlo, y peleé, prometo que peleé por no hacerlo. Pero estaba sola esperando
en una cama cada vez con más frío, cada vez con más pena, con un ardor que aún
mantengo, pero que desde hoy sólo va a la baja. Renuncio por que no puedo ya
hacer otra cosa, por que hay gente esperándome y yo no le fallaré, momentos que
me piden ser cumplidos, y porque en este minuto en que necesitaba un abrazo,
tu culpa sacó las garras. Porque creer en ti fue uno de mis errores , pero el
peor fue seguir creyendo.
Tú
no dejaras esa cama, ese rostro que te ve todas las mañas, ni esa rutina que te
ahoga pero te cobija, y yo ya no puedo intentar estar en ella. Lamento informar
que es probable –y sin mucho querer- que
desde ahora te queme tal como lo que se quiere y no se tiene; te voy a
envenenar lento y largo; te voy a doler siempre, como una espina a medio sacar,
por que tu lo pediste y quisiste, por que nunca te atreverás a hacer más, ni
irás a botar el listón de mi sostén con tu boca para mirar lo que tanto te
gusta mirar de nosotros, y es justamente eso, lo que te va a pasar la cuenta.
Yo
estoy harta de ser la valiente que se tropieza a cada rato con tus pavores. Yo
quiero decirte adiós, y es definitivo, tajante como sólo los decepcionados
pueden pronunciar las palabras. Pero no he dejado de tener sed, desde que supe
que podías darme agua.
No
he mentido ni un poco en esta burla a los versos, no he ofendido a nadie con
mucha intensión, sigo queriendo a tus besos recorriendo -no lo negaré-, pero
estoy tranquila por que yo sí me atrevería, por que te dije que quería, por que
te llevaría a un piso 6 cada martes de tarde, y porque ardo, pero sé que voy a
dejar de arder.He
perdido, lo admito, con dolor lo admito, -aunque yo sea también una perdida
definitiva e tu sacada de cuentas- pero esta sed, esta ansiedad va a pasar, por
que fui y soy aguerrida, va a terminar porque hice todo lo que pude para
quedarme en silencio a tu lado. En cambio lo tuyo recién empieza, estás ahí
deseando lo que te desea, pero la culpa hace de tus pies cemento: Vas a quedar
inválido de amor por castigarme con tu cobardía; y nuca saciarás tu hambre, por
que yo voy a estar saciando la mía.
A
pesar de todo, quisiera escribirte algo bonito, algo simple pero dulce,
quisiera no tener esta sensación de no dejarte pasar, y sólo desearte bien, no encontrar
las huellas de todo esto que dejaste a medio andar, de esta cojera que ya no
haya equilibro. Pero no sé como empezar, ni si me quisieras recibir. No quiero
darte un reproche, no quiero gritarte, ni detestarte, intentaré que así sea,
pero yo que cuido el cumplimiento de cada palabra que sale de mi boca, no puedo
decir que te he perdonado. Otro beso para mi sería perfecto, pero sé que su
sabor ya me sería amargo. Quiero que estés a mi lado, y no al lado de tus
culpas, quiero que me beses a mi y no a quien los años te acostumbraron. Cuando
comencé a ser esa otra, creí que era más fácil. Pero cuando supe que en tu
ecuación soy la letra que sobra, cuando vi que mi sal no tiene vueltas, cuando
te vi aterrado con tus moralidades cristianas, fue cuando decidí que mi
renuncia era necesaria y urgente. No te preocupes, que lo bueno es que de ti ya
no espero nada y que ya asumí –sin anestesia- que no soy apta para el cargo.
¿Qué
se siente estar siendo olvidado?
Que viva¡¡¡ "renuncio". Así, cualquiera...
ResponderEliminarNo. No cualquiera. Cualquiera es anónimo, y lanza piedras sin seguramente saber cómo encontrar el texto de la nota, eso sí que lo podría hacer cualquiera.
ResponderEliminar