viernes, 13 de mayo de 2011

Entre Ayer y Hoy.

Cuando era una mujer vieja apostaba en ruletas masculinas
 jugaba con mi cabello al costado de tu hombro
 sonreía mirándote fijo y escapaba
 sabiendo que llegarías y caerías una y otra vez.

Ayer que tejí como una araña mi propia camisa de fuerza
 y enfrente al dolor -si es que a eso alguien alguna vez le quiso llamar dolor-
aprendí como en realidad Perseo nunca engaño a medusa.

Ahora que soy joven te miro a ti –casi extraño-
 y me sonrojo, nos veo tomados de la mano en los paraderos
te beso de forma tímida, y mi pregunto si te gustó mi beso insulso e inexperto.

Hoy que además de ti dejé el cigarrillo
 supe que para siempre era demasiado tiempo
 que en el infierno hace mucho frío
y que no son lo único que debería dejar.

Ahora que soy un príncipe valiente, un guerrero romano
y voy a tomar el destino del mundo mi espada;
he comprendido por que esperé que tomaras mi mano.

Hoy que soy la viuda que ha florecido
y tu cadáver frío ya ha sido arratonado
 me di cuenta de la diferencia: A ti no te va quedando más que marchitar y caer.

Ahora que soy un gran pastor con mis ovejas
y tengo la fe de tu boca en mi boca.
Hoy que soy todo lo que fui y más
 me conformo con apoyarme en tu pecho
 y creer que en este minuto donde el mío se apreta
 sólo es el otoño botando hojas … como todo otoño.

En este minuto donde sin querer mis palabras quedan sueltas
 quiero confesar la tormenta de mi risa:
Cuando el amor nos gritó en nuestras narices que no era propio
 yo me hice la sorda, y quedé completamente muda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario