
te gusta la lluvia sólo si no moja,
te gusta el azúcar sólo si no endulza tanto.
Y me quedé tras la puerta,
pegada probablemente para siempre,
tras la puerta de tus segundos lugares, y tus olvidos.
El problema es que a mí,
sí me gusta la lluvia que moja,
el barro que ensucia,
y las lágrimas que duelen.
No me volverás ha hacer llorar,
por que yo ya dejé la esposa que me ataba a tu dolor.
Yo ya estoy mojándome bajo la lluvia. Y estoy mejor.
por que yo ya dejé la esposa que me ataba a tu dolor.
Yo ya estoy mojándome bajo la lluvia. Y estoy mejor.
la lluvia purifica el alma y los dolores de amores imposibles.
ResponderEliminarEl sol del alba revitaliza, emergiendo las ganas de amar nuevamente