pero necesitábamos vernos.
Me arreglé sin excusa,
llené de color mis labios y esperanza, antes de partir a esperarte.
Me senté en una banca, saqué un libro,
pasó el tiempo, y quise comer...
Te seguí buscando entre la gente.
Vi a una anciana que me sonreía mientras se alejaba;
no sé si se burlaba de mi o del mundo.
Un niño que jugaba a tener súper poderes,
una pareja seguramente de amantes,
un perro herido que se sentó junto a la banca donde yo estaba,
un joven que leía y que seguramente también esperaba a alguien.
Vi a todas esas personas, ausentes en mi tiempo,seres humanos en blanco y negro,pero no a ti.
Te seguí esperando,
ya sabes que soy testaruda y más aún con mis ilusiones.
Pasaban los minutos y te seguí buscando,
por si no me reconocías con el nuevo vestido negro. Pero no llegaste.
Y es que mi amor al parecer ya olvidó como se conciertan los verdaderos encuentros.
Y es que mi amor ya no sabe de amores.
Caminé calle abajo,me encontré con unos viejos conocidos,
que bebieron un trago con la mujer ausente que aún te buscaba entre la gente,
esa que aún estaba en el parque,
esa que pensó que te habías retrasado como siempre.
Calló la noche, y volví a casa;
con el simple y doloroso entendimiento de que no te perdiste, ni te retrasaste, si no que simplemente no ibas a llegar nunca.
Al parecer cuando me refería a nosotros, solo incluí a mi amor y mi soledad.
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